sábado, 31 de octubre de 2020

Dia de Todos Los Muertos (Lembrando a Malcolm Lowry)

los amigos que se han ido son Beatrices que nos conducen a través de los desconocidos días y sus respectivos universos



as tumbas son árbores de luz

cuxas raízes

están no corazón dos vivos

e aí habitan ao sol da aberta noite

todas as voces

todos os ámbitos

a presenza rumorosa

de todos os adeuses




las tumbas son arboles de luz

cuyas raíces

están en el corazón de los vivos

y ahí habitan al sol de la abierta noche

todas las voces

todos los ámbitos

la presencia rumorosa

de todos los adioses




El Recuerdo es Olvido enamorado

es un mapa de la isla

donde yacen todos los amigos

que después del Naufragio luminoso

alcanzaron sus suaves costas

por los cuatro puntos cardinales

limitan

con el corazón de nosotras

las que aun navegamos,

dibujando la vida

y de espuma el camino

derrotas tras derrotas

y a veces cantamos.





¡Sepan que se muere dos veces! La primera vez, cuando se deja de respirar; la segunda vez, cuando ya nadie piensa en uno.




Glória

 

A glória é como uma terrível catástrofe,

pior que a casa incendiada; enquanto

se abate a trave-mestra, o fragor

da destruição repercute-se cada vez mais depressa;

e tu contemplas tudo aquilo, inane

testemunha da danação.

 

Como uma bebedeira a glória devora

a casa da alma, revela que trabalhaste

para coisa pouca: para ela —

ah, queria que esse beijo traiçoeiro nunca tivesse

molhado a minha face: queria

fundir-me, só, para sempre, na obscuridade, na noite.

 

1987 e 1996-97.

 

Publicado em OUOLOF, Poemas mudados para portugués por Herberto Helder, Assírio & Alvim, Lisboa, 1997.





El lenguaje adquirió, y el pensamiento / 
que corre más que el viento, /
 y el temple vario en que el vivir estriba / 
del hombre en la ciudad. 
Con hábil treta /
 los flechazos del hielo astuto esquiva y el chubasco importuno / 
que no dejan parar a cielo raso. / 
Su avance no detiene azar alguno, / 
y no hay dolencia que le salga al paso / 
que a soslayar no acierte. / 
De sólo un mal no escapa: de la muerte. 


SOFOCLES, Antígona




Por la ventana, el Popocatépetl se erguía con su inmensa falda en parte oculta por tempestuosos nubarrones; su cima cubría el cielo, y se alzaba sobre la cabeza del Cónsul, y directamente en su base estaban la ‘barranca’ y ‘El Farolito’. ¡Baje el volcán! Por algo los antiguos situaron el Tártaro bajo e monte Etna, y en su interior al monstruo Tifeo con sus cien cabezas y sus ojos y voces — relativamente— temibles

el Popocatépetl es masculino, el Iztaccíhuatl es femenino.”
Cuauhnáhuac


Delirium In Vera Cruz

 

Where has tenderness gone, he asked the mirror

Of the Biltmore hotel, cuarto 216. Alas,

Can it reflection lean against the glass

Too, wondering where I have gone, into what horror?

Is that it staring at me now with terror

Behind your frail tilted barrier? Tenderness

Was here, in this very retreat, in this

Place, it form seen, cries heard, by you. What error

is here? Am I that forked rashed image?

Is it the ghost of love wich you reflected?

Now with a background of tequila, stubs, dirty collars,

Sodium perborate,and a scrawled page

To the dead, telephone disconnected?

...He smashed all the glass in the room.(Bill:$50)

 

 

Delirium En Vera Cruz

 

Dónde se fue la ternura le pregunta al espejo

Del hotel Biltmore, cuarto 216. Ay

Puede su reflejo apoyarse demasiado contra el vidrio al

Preguntar ¿dónde me perdí, dentro de qué horror?

¿Es ése que por detrás de tu quebradiza barrera

 Me mira fijamente con terror? La ternura

Estuvo aquí, en éste verdadero retiro, en éste

Lugar; vio su forma, escuchó llantos por vos ¿Qué error

Hay aquí? ¿ Soy esa hendida y temeraria imagen?

¿El fantasma del amor que reflejás?

¿Ahora con el trasfondo del tequila, tropiezos, cuellos mugrientos

Perborato de sodio y una página rayada por la muerta

Incoherencia del teléfono?

Él quebró todos los vidrios en el cuarto. (Deuda: $50)

 

 

 

(c)  RAUL RACEDO - INVESTIGACION, SELECCION Y TRADUCCION

https://www.lexia.com.ar/malcolm_lowry.htm

lunes, 28 de octubre de 2019

CUANTA RISA COMÍ CONTIGO y tú guisando un hueso


los amigos son Beatrices que nos conducen a traves de los desconocidos dias
y sus respectivos universos




CUANTA RISA COMÍ CONTIGO y tú guisando un hueso


Si me ves
Una sonrisa
Y una cesta de pan
En las manos,
No es un misterio:
Sabes
Que estoy contemplando
El pasado.
El pasado
Es hoy
          (Alberto Pimenta)


Lo que la amistad genera es el estar vivos hasta que el último se vaya.
De momento no ha sucedido, aunque ya formáis una poblada y apacible aldea
los que habéis partido Nos criamos a la intemperie, y habitamos muy pronto el mundo
que nos correspondía que no era precisamente nuestro mundo, este,
iríamos levantándolo en nuestros corazones. De ahí nuestra perpetua
desobediencia ante todo aquello que según descubríamos se nos revelaba falaz,
cruel, injusto, lleno de miedos y represión, de verdades a medias,
de silencios nefastos, el suelo que pisábamos estaba manchado de sangre,
de una sangre que hasta el día de hoy aún no muestra todos sus nombres.
Apareciste ahí, entre los sueños y la generosidad, y supe que había
encontrado un compañero para las incursiones furtivas en los territorios
solapados por un poder al que jamas le otorgamos la menor autoridad.
"Nosotros estábamos tejidos con la tela con la que están hechos lo sueños".
Vivíamos como creíamos que debíamos vivir, y así hasta hoy. Y en la Vía Pública.
Conocernos formaba parte, sin duda, de ese azar que a veces no es manipulado
por los dioses, y que conlleva la voluntad de ser uno mismo, alguien
que no dejas de inventarte hasta la muerte, incluso la muerte pasa a ser pronto
parte de ese "proyecto".
Ni yo ni la gente que ha bebido conmigo nos hemos sentido avergonzados
en ningún momento por nuestros excesos. Fuimos excesivos y desobedientes,
pero sobre todo supimos muy temprano que no era posible vivir sin amar.

Pasa, a veces, una muchacha
con una sonrisa entre los párpados
Y acontece un temblor de raíces
y se le seca el paladar al dia
mientras cruzan furtivos
los pesares, los entierros, los sermones
la santa madre iglesia
no la que reza en las caracolas
ni en las esquinas donde
en carne viva los misterios
se pasan de boca en boca
como tizones encendidos
de un mañana que repartimos
como pan amasado por mas mar
que el que administra la luna.
Pasa, a veces, una muchacha
y tamborilea la luz que nos inventa
funambulistas atravesando el universo


Descubrir el amor
es levantarle la tapa de los sesos
a la muerte
armar la cartografía del corazón
abrir las manos a las derrotas
las adorables derrotas
que nos empujan siempre de regreso
siempre hacia las islas de tesoro
que solo los náufragos alcanzan.
Y en la solapa del alma
la inmarchitable rosa de los vientos.


Os acordáis de cuando 
izábamos silencios en las avenidas
desplegamos la estupefacta belleza
de perdernos
corriamos de pronto, súbitamente
como demenciales criaturas del futuro
y abríamos a la canal 
la ruin necedad de los Gobiernos
Os acordáis cuando jugábamos
a meter miedo, a espantar 
a los sumos sacerdotes, nosotros
que éramos objetivos capitales del terror 
Sabíamos del tacto de los sueños
y así trazabamos incursiones
e ignoramos los decretos de los esbirros
de los mercachifles que abaratan 
las lenguas y los árboles
donde se cita la alegría de estar vivos
con el origen de las especies.


Los Museos fueron desde un principio
objeto de rituales de apareamiento
es un secreto a voces
que todos hemos hecho el amor
en el tiempo muerto de Magritte
y con William Blake, descubrimos
la divinidad del mundo sin un solo dios verdadero.


Y no dejamos de bailar sobre las tumbas
de sus miedos, de sus empresas 
de productos cosméticos que tanta muerte 
cosechan haciendo de los veranos
estancias para momias esmaltadas
que estampan a los pájaros en sus vuelos
e intoxican a los niños que no duermen.


Y bailamos malditos, y bailamos 
hasta hacer música con los escaparates
y las piedras y sus congéneres, las ramas.


Y hasta hoy andarnos por las ramas
sobre la espuma de los días
es algo que nos encanta hacer

en las trastiendas de las barricadas.









  

A los amigos y amigas que habitan la Aldea de mi corazón

los amigos son Beatrices que nos conducen a través de los desconocidos días y sus respectivos universos


kini y alfredo
Nosotros usábamos relucientes botas
y los trenes eran distancias maravillosas.
Nos cortaban el pelo al cero, y lo dejamos crecer como la noche.
Jamás regresábamos
y desdeñosos dejábamos que pasara el alba primero.
Nos veíamos para amar en torreones insomnes y medievales
Y bebíamos como sabios inocentes para no olvidar los días.

Cantábamos con las manos guitarras jamás vistas
y bailábamos como salvajes canciones
que se traducían en besos.
Teníamos fe en la falta de fe como decía Seeger
y olvidábamos el hogar para siempre entre  muslos intactos
e intactos permanecíamos a pesar del miedo armado y mezquino

Nos cambiamos de nombre muchas veces y asaltamos el orden
otras tantas, por nuestras venas corrían todas las consignas rojas y negras
Nadie  pudo jamás impedir que Poe compartiera las aceras con nuestro delirio
Pero nunca faltábamos a la cita con un puñado de brasas bajo el brazo
Aprendimos todas las estrategias para fracasar apasionados
Era un modo de hacer clandestina la humilde felicidad de estar vivos

Y aquí estamos y es fácil saber que era aquí donde íbamos a veros
y ya veis, en esto tampoco hemos fallado.
 (dedicado a todos nosotros que hicimos de la amistad la barricada más hermosa contra la muerte en vida)


EL SILENCIO ESTA LLENO DE PALABRAS EN BLANCO ESPERANDO EN LA PUNTA DE TU LENGUA



Mañana las calles se llenaran de voces en flor, que se marchitaran y más flores imparables irán borrando de la faz de las albas por venir esa negra leche que amarga hasta la mismísima risa de las piedras hasta el puto llanto.
Mañana tejiendo aire en el dorso de un cansancio que se agota.
Lo saben y preparan los ladridos. Ni los perros están con ellos. Las porras son su miedo.
Algo acontece que hasta las tardes rejuvenecen planeando sobre nuestra nómada conciencia. Estos días de resistencia y risa las tardes son cometas de Asia. Felizmente desorientados, desobedecemos el diagnóstico, en las solapas de las citas, la rosa de los vientos.

viernes, 11 de septiembre de 2015

El ojo invisible de la Nouvelle Vague, por CARLES GÁMEZ

El ojo invisible de la Nouvelle Vague | Estilo | EL PAÍS



El ojo invisible de la Nouvelle Vague

Muestras y ensayos reivindican la figura de Raymond Cauchetier, el fotógrafo que inmortalizó la revolución del cine en los sesenta





Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo en el rodaje de 'Al final de la escapada'. / RAYMOND CAUCHETIER


Una pareja pasea por los Campos Elíseos. Ella, cabellos cortos masculinos, pantalones capri y camiseta con el logo New York Herald Tribune. Él, un joven aprendiz de gánster con sombrero Borsalino y aire desgarbado. La actriz Jean Seberg y un casi debutante Jean-Paul Belmondo son fotografiados por Raymond Cauchetier durante el rodaje de Al final de la escapada(1966), la obra que pondrá el nombre de Jean-Luc Godard en los rótulos luminosos del nuevo cine y lanzará la Nouvelle Vague como marca. Acababa de nacer una de las imágenes icónicas del siglo XX.
Después de permanecer olvidado durante décadas, Cauchetier (París, 1920), a sus 95 años, disfruta finalmente del reconocimiento; su obra se exhibe en centros oficiales y galerías mientras le dedican ensayos y estudios críticos. “Hice mi debut en el mundo del cine sin saber que iba a ilustrar una revolución cinematográfica”, recordaba en uno de los homenajes que han ido sucediéndose en los últimos tiempos.
Negativos de la fotos tomadas para la cinta 'Jules y Jim'. / RAYMOND CAUCHETIER
Entre 1959 y 1968 su Rollefleix recoge a estos nuevos héroes, protagonistas de la vida moderna que imponen su estilo, la generaciónNouvelle Vague bautizada por la directora de la revista Elle Françoise Giroud. Aquellas imágenes mal pagadas y material de trabajo de producción acabarán por transformarse en el mejor documental de ese nuevo cine. Cauchetier asiste desde la primera fila a la insurrección visual. “Si tuviera que quedarme con algunos de los mejores recuerdos, sería el rodaje de Al final de la escapada y la sensación de estar asistiendo a la reinvención de cine”.
La vida de Cauchetier está marcada por la historia del siglo XX. A los 20 años entró en las filas de la Resistencia francesa luchando contra el ejército nazi. Acabada la guerra, se marchó a Indochina para trabajar en el servicio de información y prensa del ejército francés. A su regreso a París, a finales de los años cincuenta, el azar lo lleva hasta las puertas de esa revolución cinematográfica que acababa de comenzar capitaneada por los jóvenes críticos de la revista Cahiers du Cinema, autodidactas como él.
El fotógrafo desembarcó en el set de ese nuevo cine, libre, directo, enemigo acérrimo de esa cinematografía academicista que imperaba en la Francia de la posguerra, y se convirtió en el ojo invisible en el plató de esa nueva ola que se reconoce tanto en el lenguaje de Robert Bresson y Jean Vigo como en su pasión por el cine norteamericano de Hitchcock y Hawks.
Sus fotos, casi sesenta años después, son la memoria rescatada de sus protagonistas: directores como Jean-Luc Godard, Jacques Demy oFrançois Truffaut y sus musas, Anna Karina, Jeanne Moreau, Anouk Aimée o Françoise Dorléac. Una generación de actrices representantes de una forma de vivir más libre. “Tuve la suerte que los actores que fotografié eran guapos y fotogénicos”. Su cámara fue testigo del primer encuentro entre la actriz Jean Seberg y Godard con motivo del rodaje de Al final de la escapada. La estrella estadounidense, acostumbrada a Hollywood, no pudo esconder su nerviosismo ante un director que le ofrecía los diálogos escritos en unos improvisados trozos de papel.
Imagen de la cinta 'La piel suave'. / RAYMOND CAUCHETIER,
Promotor de un nuevo realismo cinematográfico y de estética neorromántica, sus imágenes han forjado una serie de iconos que cada temporada sirven de munición gráfica al mundo de la moda, la fotografía, la publicidad o el diseño gráfico. Fotógrafas como Ellen Von Unwerth para el Vogue estadounidense o realizadoras como Zoe Cassavetes, uno de los nombres fetiches del cine publicitario de moda, no han dudado en inspirarse en la Nouvelle Vague y las imágenes de Cauchetier como objetos de remake.
Gracias al director Roger Vadim, Y Dios creó a la mujer (1956), y a la figura infractora de Brigitte Bardot en el papel de Juliette la pantalla centelleaba con un nuevo modelo femenino; una generación de actrices definía ese nuevo estatus entre la modernidad y transgresión. Las fotos de Cauchetier, medio siglo después, devuelven ese momento de cambio y mutación estética.